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LA MUJER EN LA GUERRA CIVIL

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La Guerra Civil Española

1936-1939

Comenzó cuando una parte del ejército español, con algunos de los generales más influyentes, dirigido por el general Francisco Franco, se levantó contra el gobierno republicano democráticamente elegido, presidido por Manuel Azaña.

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Las filas conocidas como el Bando Republicano estaban compuestas, no solo por obreros, campesinos y sindicatos, sino también por el gobierno español y grupos armados de socialistas, comunistas y anarquistas, y a esto se añadió la ayuda material de la Unión Soviética. La derecha conocida como el Bando Nacionalista, tenía el apoyo de las facciones rebeldes del ejército, la oligarquía industrial, los terratenientes, la burguesía y la Iglesia Católica y también recibieron ayuda de Alemania. 

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      También una serie de artistas e intelectuales extranjeros apoyaron la causa republicana, incluyendo a         Ernest Hemingway y a George Orwel. Finalmente los nacionalistas fueron el bando triunfante. La  victoria del general Franco marcó el comienzo de una dictadura de cuarenta años en España

Roles en la GCE

Durante la guerra civil , se pudieron distinguir tres tipos de mujer:

1. Activista:

Pertenecían a asociaciones feministas como la asociación de mujeres antifascistas o al Partido Obrero de Unificación Marxista.

Estas activistas trabajaban desde la retaguardia y siempre a través de movilizaciones en la calle,   donde reivindicaban la defensa del poder legítimo de la República y de los     derechos adquiridos durante la misma.

2. Milicianas:

mujer joven con una vinculación política estrecha.

Las dos principales organizaciones femeninas fueron las Mujeres Libres y la Agrupación de Mujeres Antifascistas

En los primeros compases de la guerra, hubo una «avalancha» de mujeres combatientes que quisieron defender la República, e iban ligadas normalmente a organizaciones revolucionarias. Sin embargo, a pesar de este interés por parte de muchas mujeres, la mentalidad y la estructura de la sociedad no favoreció su continuidad, ya que la republica era conservadora respecto a la mujer. De manera que, después de esto, el Gobierno las fue devolviendo a su lugar tradicional, al hogar, y a su papel de esposa y madre.

3. Madre combatiente:
Su imagen era clásica y su objetivo no fue otro que el bienestar familiar y colectivo.  Se la representaba como una mujer maduratrabajadora. La madre combatiente luchaba pero desde la retaguardia, sin aspiraciones reales a participar en el conflicto directo. Jamás se la asoció con las armas, la lucha activa o ¡los pantalones!

EL PAPEL DE LA MUJER

Normalmente se da muy poca importancia al papel que las mujeres han tenido a lo largo de la historia. La razón es que, tradicionalmente, han estado apartadas del poder político y de cualquier otro tipo de responsabilidad pública.

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Las mujeres no participaban en la cultura, la economía o la sociedad, tarea siempre reservada a los hombres, por el contrario debían quedar recluidas en La esfera privada del hogar y, si trabajaban, a una división sexual y clasista del trabajo.

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La enseñanza pública era algo raro a principios del siglo XX pues la educación estaba monopolizada por la Iglesia, y ésta no hacía mucho por educar a las mujeres en un sentido más práctico que el de ser “la perfecta ama de casa y madre de sus hijos”.

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A comienzos del siglo XX un 71% de la población femenina de España era analfabeta. os obstáculos que ya encontraba la mujer en la educación primaria y secundaria se hacían mucho más grandes cuando se trataba de la educación superior. Muy pocas mujeres llegaban a la universidad y aunque a finales de los años 20 encontramos más mujeres en la universidad prácticamente ninguna ejercía su carrera después de licenciarse, si la ejercían, había muchas diferencias salariales y desprecio. A finales del siglo XIX las mujeres sólo ganaban la mitad de lo que ganaba un hombre desempeñando el mismo trabajo. La Iglesia rechazaba al mismo tiempo que la mujer trabajara pues su papel único y prioritario era el hogar y el bienestar de la familia.

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Por último tenemos las dificultades de la mujer en el ámbito social victimas de un sistema patriarcal que las discriminaba. Rechazaban abiertamente las normas de género que las confinaban al hogar. Poco a poco en un proceso lento y gradual desde el siglo XIX empezaron a hacerse oír. El desarrollo inicial del movimiento obrero posibilitó una cada vez mayor integración femenina en las asociaciones de clase y su creciente incorporación al trabajo les hizo sentirse partícipes de las reivindicaciones laborales. Por tanto, las mujeres empezaron a identificarse como un colectivo social que demandaba igualdad y derechos políticos.

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